La risa aparece en el ser humano en el tercer o cuarto mes de la vida y, al parecer, es una curiosa derivación del llanto. Aparece cuando la madre comienza a jugar con el hijo, y éste ya la ha individualizado mediante una impronta o apego especial. Esta capacidad para el juego, también se da en otros cachorros "no humanos", asociada necesariamente al aprendizaje, pero la característica específica es que en el humano el juego puede disociarse del aprendizaje y prolongarse como actividad propia durante toda la vida... Mientras hay vida propiamente humana, hay juego.
El investigador español Jorge Wagensberg, el periodista científico chileno Gonzalo Argandona y la doctora en química y divulgadora argentina Valeria Edelsztein charlan sobre ciencia y cultura en la feria del libro de Guadalajara.